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Un testimonio de camp que me calienta las venas.


Necesitaba una cita de una mamá que haya mandado a sus hijos a Camp Wandú en nuestra primera temporada y que siga con nosotros hoy. Obviamente le pedí el favor a Lolitín, y como la estrella que es, no pudo escribir una cita, escribió una carta para los libros.

Anamari me llamó para que hablara de mi experiencia en Camp Wandu al mandar a mis hijos. Y la parte difícil de hacer esto es mantenerlo corto porque este campamento nos ha dado demasiado.


Nos ha hecho crecer como personas, como padres y como niños. Y digo esto porque no solo los niños se llevan una de las mejores experiencias de sus vidas sino que en mi caso me ayudó también a mí a tener menos miedo, menos angustia y entender que ellos florecen solos y en muchísimas cosas sin necesidad de que nosotros los encasillemos o los mandemos.


No sé si saben, pero este camp es sin aparatos electrónicos. EXACTO SIN APARATOS ELECTRONICOS. ¡¡¡Qué maravilla verdad!!! NO IPAD; NO NINTENDO; NO PLAYSTATION, y asumo que estarán felices al escuchar esto. Pero aquí está el catch 24, es sin celular, no hablarás con tus hijos por 2 semanas completas. Para algunas mamás esto es lo más difícil, yo siendo una de esas mamás. Me costo muchísimo pero siempre me apoyaron las Wandús líderes.

En el 2014 no me pregunten como llegó a mi mano una volante o un email que hablaba de este campamento. Inmediatamente llamé a mi mancuerna Monique St. Malo y en cuestión de 2 días ya estaba montada y sus hijas felices. Yo por el otro lado tenía a Alessa titubeando de ir o no. Pero lo increíble fue que en UNA conversa con Anamari Eskildsen, escucharle del campamento y lo que viviría, inmediatamente pasó de “no quiero ir (con los ojos aguados)” a “mato por ir”. Alessa (10 años), Paola y Lucía sus primas mellas (11 años) estaban embarcadas en esta nueva experiencia. Sin conocer a nadie. Obviamente hay que aceptar que se tenían las unas a las otras. Luego a punta de empuje lograron que su primo nuestro gran Juan David (8 años) se apuntara.


Fuimos a la primera reunión. El campamento era de niños/as de 8 a 14 años. En esta reunión cada una conocería a sus guías y harían su primer encuentro. Además, responderían TODAS las inquietudes que tenían los papás y créanme que eran miles. Finalmente, ya era hora de irnos a casa y ni más ni menos que mi hija de 7 añitos Maruquel se volteó muy absoluta y me dijo que ella también quería ir. Casi me desmayo. Pero entre Aida, Anamari y Monique me convencieron. Pancho mi esposo estaba completamente tranquilo con la idea. Semanas después partieron los 5 primos y el resto de los compañeros hacia La Granja.


Camp Wandú es mucho más que un campamento donde haces kayak, haces hiking, acampas y haces fogatas. Camp Wandu es una vivencia maravillosa. Que lleva a los niños a dar y sacar sus mejores cualidades, virtudes, fortalezas, pero también te entrena a enfrentar tus debilidades, dificultades y miedos y te lo hace por medio de juegos, terapias en grupo, apoyo y camaradería.


Para mí y en especial para mis hijas Camp Wandú es mágico. Estos primos no pararon de ir año tras año. Camp Wandú es fácilmente de los mejores campamentos de Latinoamérica. Es un campamento con mucha diversión y carcajadas de risa, pero detrás de esto el secreto para mí está en el taller de cuerdas en el que los sumerge. Aprenden a liderar, a tener que resolver problemas; los más grandes aprenden a enseñarle a los más pequeños, y los pequeños llenan de amor y ternura a los mas grandes.


Ven cuales son sus fortalezas y sus debilidades. Entienden cómo sus fortalezas son inmensamente importantes y deben abonarlas, como también ver sus debilidades y poderlas reconocer e ir corrigiendo.

Cada uno de ellos siempre tiene el apoyo de sus guías y sub guías, que se dedican en cuerpo y alma a ellos. Cada vez que regresan están felices de vernos, pero no dejan de llorarlos a ellos. Los guías, los sub-guías, la enfermera Andrea y Anamari son los motores esenciales de estos campamentos y estoy segura que hay un grupo detrás que no estoy mencionando, como por ejemplo los que le cocinan sus comidas allá en la Granja y muchos otros más.


Vienen con miles de canciones que siempre recuerdan y que en mi caso hasta yo me sé algunas.


En Camp Wandú te hacen pensar fuera de la caja. Te enseñan a construir cosas, literalmente “cosas con pocos recursos”, a rescatar y ayudar al que se está quedando atrás, a usar el ingenio de unos, las fuerzas de otros, la humanidad y tenacidad de soporte de otros.

No todos somos iguales y Camp Wandú te hace aceptarte tal y como eres; también, te enseña a ver tus errores y entender como manejarlos y enfrentarlos. Pertenecer a Camp Wandú es de las cosas mas maravillosas que mis hijas han tenido en sus vidas. Y quién diría que aquí en nuestro Panamá tendríamos un camp tan profesional como este.


A lo largo de 7 años Camp Wandú es parte importante de nuestra vida, de nuestro corazón. A mi hijo Juan Ignacio lo mandé a los 6 años de lo cómoda que me sentía de cómo los cuidaban y de ver como cada vez que vienen, son mas maduros, nos extrañan, florecen y además son más responsables.

Siempre quieren regresar, esa ha sido mi experiencia. Todos los años hay Camp Wandú y siempre hay cosas completamente nuevas y divertidas. Retos duros, que ni ellos mismos saben cómo se las ingenian en crearlos.

Camp Wandú es más que un campamento, es un estilo de vida. Sin duda de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y seguiremos siendo parte de esta familia siempre.

Este estilo de vida nació en el 2014. Nos sentimos orgullosos de haber sido de los primeros en creer en este campamento pues nunca hemos tenido más que recuerdos maravillosos.

Por ultimo para que sepan que a los que mas les cuesta es a los papas no a los hijos. Y eso que diariamente mandan una carta super detallada con miles de fotos. Y siempre nos mantienen informados.


Lolitín es una mamá estrella de camp y estaré eternamente agradecida por su confianza.

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